Encontrar un nombre a la entrada de hoy resulta fácil, a veces pienso que los grupos pequeños se prestan mas a la hazaña, a la gesta, a la heroicidad,en definitiva a la supervivencia. Amigos, si hay algo por lo que me pueda sentir orgulloso de ser Roteano y biker son por días como hoy. La mañana nos regalaba unas condiciones pedidas a la carta, sin excusas del calor ni contratiempos del frío o la lluvia, buenísima temperatura, buena compañía y que ruede la magia, liderchato parecía que ya tenía en mente la ruta,el GPS estaba en búsqueda de aventuras, los cinco Roteanos asistentes habían puesto la mente en blanco y salieron dispuestos a encontrar algún motivo que mereciera la pena el haberse levantado un domingo de verano, sin duda encontrarían mas de uno, en la salida de Roteas, Ricardo solicitó por petición oral y con boca pequeña una alternativa, que gustosos respaldamos, subimos por Coruxo,entre el profe y liderchato trabajaron el terreno y buscaron una solución, la bajada fue tremenda,divertida y saltarina,gozosa e innovadora, nos llevaba a los Matos,una vez allí, teníamos la solución para volver, hacer de exploradores aventureros, era el día señalado, la mítica frase nos metemos por ahí a ver a donde va hace honor al espíritu Roteano,nos habiamos metido en el bonito mundo del Galiñeiro,apercibidos por un biker en modo descenso nos alertó de la peor de las decisiones,gran parte del legendario monte lo hicimos a pie,bicicleta en mano y culo apretado, aquello no tenia fin, daba la sensación que el monte crecía a medida que subíamos por piedras, toxos y demás penurias, encontrar la pista que llegaba a los cerdos vietnamitas nos daba un soplo de alegría,no habíamos conquistado nada del otro mundo,pero habíamos descubierto un descenso que quedaría guardado en el disco duro, lo haremos publico al resto del equipo en próximas entregas en las que, aquellos valientes Roteanos cargados de adrenalina y sobrantes de testiculina necesiten vivir nuevas aventuras. Ahora tocaba bajar!!! Ricardo volvió a coger el testigo de la responsabilidad y del compromiso,sabe que esa decisión puede ser una losa que le persiga durante mucho tiempo, le seguimos a buen puerto y el regreso comenzó con buen pie, llegada a Vincios y descenso de la goma, para enlazar por la bajada del churrasco, en una hora nos habíamnos plantado en el lavadero de San Andrés, fenomenal amigos,el esfuerzo siempre merece la pena, el sacrificio siempre tiene recompensa, el sudor de la batalla gratifica la aventura, lo mejor de la vivido es poder compartirlo.
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